lunes, 10 de octubre de 2011

El reordenamiento violento de territorios: el caso de Montes de María

Una región estratégicamente situada entre el mar Caribe y el río Magdalena ha sido meticulosamente vaciada de su población campesina y convertida en fortín de las élites surgidas de la violencia y de la ilegalidad, gracias a la pasividad o a la complicidad del Estado central. Un análisis histórico y sociológico sobre el “poder mafioso” que está asfixiando a Colombia. 

tomado de
http://razonpublica.com/index.php/econom-y-sociedad-temas-29/2457-el-reordenamiento-violento-de-territorios-el-caso-de-montes-de-maria.html


Coctel explosivo 
Tras el auge y decadencia de las luchas de los años setenta por el acceso a la tierra mediante invasiones masivas de latifundios improductivos, a inicios de los ochenta la región de Montes de María recibió el influjo de dos fenómenos significativos que cambiarían la historia de la región:

En primer lugar, una oleada de inversiones del narcotráfico –lavado de activos– mediante compras de tierras, principalmente en la zona del Golfo de Morrosquillo (San Onofre) y en la parte baja de la vertiente oriental, en el área aledaña al río Magdalena (municipios de Zambrano y Córdoba, principalmente). Con la presencia de élites ilegales emergentes en estos territorios, aparecen aparatos privados de seguridad para proteger esas inversiones, para asegurar rutas de doble vía del narcotráfico y como parte de un dispositivo incipiente para el uso de la fuerza contrainsurgente. Se configuran arreglos con entidades del Estado, actor que en la práctica brindó protección complementaria a la economía ilegal.

  • En segundo lugar, la presencia de las FARC, que se inicia a mediados de los ochenta, a partir de unidades provenientes de Antioquia y de Santander. Se ubican en El Carmen de Bolívar, buscando también su afianzamiento en el eje Chalán –Colosó – Los Palmitos – Ovejas. Esta subregión ofrecía dos fortalezas para su estrategia político-militar: en primer lugar, representa el corazón de la parte montañosa de Montes de María y, en segundo lugar, eran municipios cuyas comunidades habían demostrado una notable capacidad de organización, a juzgar por el número de invasiones de predios que se habían dado en esa zona. La incidencia guerrillera también se extendió a la región del Golfo de Morrosquillo y a la parte baja de la vertiente oriental de los Montes de María, pero con una permanencia menor en la región del Canal del Dique.
Acción y reacción
Con la presencia guerrillera, incluido el ELN, aumentaron el secuestro, el abigeato con prácticas populistas de reparto de carne entre los pobladores, y el asalto a vehículos en la vía que comunica a la Costa con el interior. Y por su parte las organizaciones armadas que decidieron desmovilizarse y reinsertarse en desarrollo de los acuerdos de paz, como el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) o la Corriente de Renovación Socialista (CRS) lograron penetrar nuevos espacios. La respuesta violenta de carácter privado no se hizo esperar, en muchos casos gracias a la permisividad de las Fuerzas Armadas: entre 1993 y 2008, se perpetraron 50 masacres en la región –concentradas entre 1999 y 2001–, 35 de las cuales ocurrieron justamente en la zona montañosa donde se asentó la retaguardia insurgente y 10 en la zona del Golfo de Morrosquillo. Esto incidió en el desplazamiento forzoso de la región, con proporciones dramáticas:
  • Chalán (37 por ciento de su población, en el evento más numeroso);
  • Carmen de Bolívar (35 por ciento);
  • Ovejas (35,4 por ciento);
  • Córdoba (30,6 por ciento);
  • Zambrano (25,15 por ciento).
Intervención del Estado
Argumentando la gravedad de la situación, en 2002 el gobierno decidió crear una Zona de Rehabilitación y Consolidación en Montes de María (o zona especial de orden público), cuya principal consecuencia fue la de continuar afectando los derechos y garantías de la población, pero ahora desde el Estado central. En efecto, a través de este mecanismo y de acuerdo con la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACNUDH), en el marco de esas disposiciones las autoridades desarrollaron una política de allanamientos a gran escala y de capturas masivas:
  • La OACNUDH recibió varias denuncias de abusos de la fuerza pública y de procedimientos incompatibles con los principios internacionales, en particular con el de la protección contra las privaciones arbitrarias de la libertad y los de legalidad y de inocencia.
  • Las denuncias también se refirieron a la actuación de los órganos judiciales y de control, y en particular de la Fiscalía, atribuyéndoles falta de independencia, irrespeto de las exigencias procesales para autorizar las privaciones de libertad y el uso de encapuchados en las diligencias relacionadas con allanamientos y capturas.
  • Se establecieron restricciones a los derechos de circulación y de residencia, al respeto a la vida privada y al domicilio, a la libertad individual y al debido proceso, de manera incompatible con los principios internacionales.
  • El fracaso de la respuesta institucional favoreció la continuidad de formas privadas ilegales de uso de la fuerza, incluso cuando estaba en plena vigencia el mecanismo de la Zona de Rehabilitación y Consolidación, como sucedió en y desde el Golfo de Morrosquillo con los asesinatos múltiples ejecutados por el paramilitar alias Cadena.
Sobrecarga de violencia
Pero la violencia no se redujo a la acción de las guerrillas y los paramilitares contra la población civil. Bajo la cobertura del “conflicto armado” se produjeron once modalidades de violencia que respondían a las lógicas divergentes de por lo menos siete grupos de interés (en su mayor parte actores no armados) y que contribuyeron a cambiar la dinámica del territorio a favor de sus pretensiones:
  1. Violencia contrainsurgente de grupos paramilitares, dirigida contra la población civil y ejecutada mediante acciones de inteligencia generalmente adelantadas por organismos de seguridad del Estado, que acusaban a sus víctimas de ser auxiliadores de las guerrillas.
  2. Violencia sistemática contra dirigentes campesinos que lideraron procesos de tomas de tierras en los años setenta.
  3. Violencia contra dirigentes que lideraron procesos de construcción de organizaciones y frentes alternativos a los partidos tradicionales.
  4. Violencia como mecanismo de seguridad para salvaguardar las rutas de las drogas, principalmente para la exportación internacional.
  5. Violencia para forzar a los alcaldes y funcionarios locales a entregar el control de los recursos que manejan los entes territoriales.
  6. Violencia para el despojo de tierras.
  7. Violencia para desocupar territorios y garantizar el control de zonas consideradas estratégicas para inversiones en recursos naturales, sobre todo en Zambrano y Córdoba.
  8. Violencia para disuadir a comunidades y garantizar el voto por un determinado candidato principalmente para el Congreso, dado que el triunfo en las elecciones locales se garantizaba al imponer candidatos únicos.
  9. Violencia para llevar a cabo una serie de asesinatos de personas señaladas por diferentes sujetos a los grupos de violencia privada, con cuya muerte buscaban resolver conflictos particulares (venganzas, enemistades, infidelidades, poner fin deudas, etc.).
  10. Violencia para garantizar la ejecución de actos delincuenciales (por ejemplo, robo de ganado).
  11. Violencia de protección, típica de empresas criminales.
Esta sobrecarga de violencia “hizo mover” de manera forzosa una importante masa de población campesina, que abandonó sus lugares de trabajo y residencia, con lo cual facilitó el despojo de sus tierras. La transformación sin precedentes de toda la estructura agraria, incluida la propiedad de la tierra, buscaba adelantar una modernización rural fundada en la preservación del gran latifundio en vías de inserción productiva a escala global, principalmente mediante inversiones en reforestación, en ganadería tecnificada y en mono-producción para biocombustibles. Este proceso se concentró fundamentalmente en la zona montañosa montemariana. Mientras tanto, en el Golfo de Morrosquillo continuó un proceso de intimidación, de amenazas y de asesinatos de líderes sociales, que permitió el avance de la concentración de la propiedad de la tierra, iniciada en los ochenta. Y finalmente, en la parte baja de la vertiente oriental, la impotencia del Estado frente a la extinción de dominio de bienes incautados al narcotráfico ha permitido que continúen vigentes inversiones con recursos de origen ilegal, en medio de una dramática situación de inequidad social y pobreza, sobre todo para los sectores campesinos que aún resisten en este territorio. ¿Qué está pasando hoy?
Una elite de “financiadores” o “prestamistas” de las campañas electorales ha actuado hegemónicamente en la región. Se caracterizan por una fuerte acumulación de capital y por controlar líneas de inversión muy sólidas como los juegos de azar (chance) con cobertura extraregional, y otros negocios tradicionales como la ganadería, que se desarrollan en el umbral entre legalidad e ilegalidad. Otros sectores de la élite regional, cuya base de poder se enracina en la institucionalidad política local y regional, como en el caso de Sucre, han establecido un sistema auténticamente mafioso de control de los recursos públicos, con un uso elevado de violencia organizada ahora mucho más selectiva, como medio de disuasión para evitar denuncias o señalamientos en el saqueo de los fiscos. Junto a ellos colaboran en diferentes niveles grupos de mandos medios de la institucionalidad local y regional, conformados por autoridades locales, miembros de los concejos municipales, diputados a las asambleas y cientos de funcionarios. Continúan vigentes también los grupos de violencia privada que hacen parte de la estructura de seguridad de los grupos de interés señalados más arriba, conjugando el uso de violencias múltiples, que van desde la instrumentalización de la violencia política hasta formas delincuenciales y de violencia selectiva para el control de territorios. Recientemente, se observa también la presencia de una nueva élite de capital privado, compuesta por grandes inversionistas y corporaciones transnacionales que buscan realizar inversiones de magnitud significativa. Presentan un perfil aséptico frente a los procesos de violencia que involucran más explícitamente a todos los demás grupos de interés, pero constituyen tal vez el grupo que más ha ganado con los cambios originados por la sobrecarga de violencia contra las comunidades campesinas. Por último, las bandas de narcotraficantes continúan en plena actividad tras una larga experiencia en la región de Montes de María, con procesos disímiles en cuanto a su grado de inserción y a la calidad de su relación con el tejido social local y regional, pero preservan incluso propiedades adquiridas desde los años ochenta.

Diagnóstico equivocado
Una estrategia seria de seguridad debe partir por reconocer que el problema central para la región – como para muchas otras del país – ya no se reduce a la existencia de actores armados ilegales. El problema mayor radica en la conformación y consolidación de élites de claro origen ilegal, cuyo papel en la verdadera “consolidación de territorios” las ubica como actores estratégicos frente a los cuales el Estado continúa cediendo parte del monopolio de la fuerza. Ese es el almendrón de su vigencia regional y ahí se incuba la proyección de un gran poder mafioso en Colombia. Identificar y admitir este problema es el comienzo para poderlo enfrentar eficazmente. No obstante, esta situación es virtualmente inexistente para el Estado central, pues el foco de la acción estatal sigue señalando exclusivamente a las bandas criminales y a las guerrillas. Así está diseñada la actual estrategia de seguridad, condenada al fracaso por supuesto.

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jueves, 6 de octubre de 2011

¿Proyecto cauchero en tierras despojadas?

El Fondo Ganadero de Córdoba entregó predios en el Urabá antioqueño a un proyecto cauchero que tiene entre sus socios a desmovilizados del Bloque Elmer Cárdenas y al Estado. 
Tomado de: http://www.verdadabierta.com/component/content/article/158-captura-de-rentas-publicas/3583-iproyecto-cauchero-en-tierras-despojadas/
Dos empresas creadas en el Urabá antioqueño con el fin de ofrecer alternativas económicas a desmovilizados del Bloque Élmer Cárdenas de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc) y a familias que abandonaron los cultivos de coca, recibieron 16 predios en usufructo - es decir que ses entregaban para explotar sin títulos- que el Fondo Ganadero de Córdoba compró en esa subregión.
Las autoridades investigan si ese Fondo compró esas tierras de manera forzada a bajo precio y en complicidad con grupos armados.

Según la investigación que adelanta la Superintendencia de Notariado y Registro, las firmas Compañía Productora de Caucho San Pedro S.A. y Compañía Productora de Caucho del Norte de Urabá S.A. (Procaucho Urabá S.A.), recibieron el 19 de septiembre de 2006 613 hectáreas ubicadas en diversas veredas del municipio de Turbo y adquiridas por el Fondo entre 1998 y 2009.

Verdadabierta.com tuvo acceso a un extenso documento preparado por el equipo del Proyecto Tierras de la Superintendencia de Notariado y Registro en el que se observan la tradición de la posesión de los predios que hoy están en discusión y en el que se confirma que la titularidad de los 16 predios que fueron aportados al proyecto cauchero está en cabeza del Fondo Ganadero de Córdoba.

Esas tierras están ubicadas en las veredas Brazo Izquierdo, Cienaguita, La Pita, San José de Mulatos y Pueblo Bello, jurisdicción de Turbo, y fueron adjudicadas a campesinos entre 1985 y 1999 por el Incora, las cuales fueron vendidas al Fondo Ganadero de Córdoba, supuestamente a bajo precio.

De acuerdo con Carlos Páez, vocero de la organización Tierra y Vida, que funciona en Urabá y reúne a reclamantes de predios, esas compras las hizo el Fondo Ganadero de Córdoba  “a través de varios intermediarios, quienes compraron a  bajo precio y de manera forzada”. Al parecer, los comisionistas se aprovecharon de la presencia paramilitar en la zona y los desplazamientos forzados a los que se vieron sometidos los campesinos.

Una compra que atrajo la atención de los investigadores de la Superintendencia es la del predio conocido como Nuevo Pasto, de 28 hectáreas, por el que se registró la compra venta por 400 mil pesos. “Ese tipo de transacciones se deben investigar por parte de las autoridades”, subrayó Páez.

Las dos empresas de explotación del caucho las gerencia actualmente Jesús Bastidas, quien ocupa ese cargo desde junio de 2007. Según este directivo, cuando recibió el puesto la entrega en usufructo de las tierras era un hecho y habían sido legalizadas por la anterior administración, liderada por Soraya Liliana Pardo Palma, anterior gerente, y por Luis Alfonso Jaramillo Muñoz, gerente de la firma estatal Incubadora Empresarial de Producción y Comercialización Agropecuaria (Incuagro), socia mayoritaria de proyecto y liquidada en junio de 2009. (ver La telaraña de los paras en Urabá)

“De junio de 2007 hacia atrás no conocemos nada ni tenemos nada que ver. Esa es la verdad”, afirma Bastidas. “A nosotros la anterior administración ni nos entregó. Llegaron y nos dijeron: ahí está eso y salieron y se fueron. Entonces empezamos a reorganizar todo para hacer viable el proyecto que, tal como estaba, iba para la quiebra”.

Bastidas presume que todos los documentos que respaldan los predios aportados por el Fondo Ganadero de Córdoba al proyecto cauchero son legales y legítimos puesto que están notariados y registrados: “Lo que yo entiendo es que cuando se hicieron los  estudios de títulos y se legalizaron los usufructos del Fondo a la compañía todo estaba en regla”.

Las compañías productoras de caucho San Pedro S.A. y Procaucho Urabá S.A. agrupan a 125 familias que provienen de programas de sustitución de cultivos de hoja de coca y de la reinserción del Bloque Elmer Cárdenas de las Auc.

Según registros de la Cámara de Comercio de Medellín, Procaucho Urabá S.A. fue constituida en Apartadó el 21 de diciembre de 2005 y San Pedro S.A. el 7 de septiembre de 2006 también esta localidad del Urabá antioqueño. En la gestación de ambas empresas aparece el Fondo Ganadero de Córdoba, asociado a Incuagro, a varias cooperativas de trabajo asociado conformadas por campesinos que abandonaron los cultivos de hoja de coca y a Construpaz, que agrupa a los desmovilizados del Elmer Cárdenas de las Auc.

“El grupo de desmovilizados de Construpaz trabaja en Mutatá, en tierras que adquirieron con sus recursos; ellos nos las traspasaron y a cambio les dimos acciones de las empresas”, explica Bastidas. “Las cooperativas de trabajo asociado, que son las bases sociales, los campesinos que abandonaron los cultivos ilícitos, están haciendo el trabajo en terreno”.

En la actualidad, el Fondo Ganadero de Córdoba solo es socio de la compañía San Padro S.A., a la que le aportó 13 predios y un total de 511 hectáreas. De Procaucho Urabá S.A. salió de la estructura societaria porque tres fincas cedidas en usufructo que sumaban 112 hectáreas resultaron improductivas para el proyecto.

“Se canceló el usufructo porque cuando la anterior administración recibió esos predios en el 2006 en el papel, nunca fue a verlos”, explica Bastidas. “Cuando nosotros llegamos en el 2007, encontramos que esos tres predios no servían porque estaban muy retirados, no había vías, la cobertura vegetal no servía y era difícil por la topografía. Entonces qué hicimos: recomendamos que se le devolvieran al Fondo Ganadero, como efectivamente ocurrió, eso se aprobó este año en la asamblea porque son bienes improductivos para la sociedad. Eso fue una falla de la administración anterior, que no hizo la tarea como debería ser”.

Este directivo afirma que en caso que se demuestre que hubo compra irregular de tierras y los obliguen a restituir los predios que cedió el Fondo Ganadero de Córdoba, no sabría qué pasaría: “Las familias están ahí, trabajando. Lo que creo es que se tendrían que hacer reuniones de alto nivel para solucionar el problema”.

¿’Paras de por medio?
La creación de las empresas caucheras fue el resultado de un foro del programa Familias Guardabosques realizado a finales del año 2005 en el municipio de Apartadó. De allí salieron con la idea de constituir proyectos productivos que beneficiaran a aquellos que querían abandonar los cultivos de hoja de coca y a los desmovilizados del Bloque Elmer Cárdenas.

Pese a la imagen de legalidad que tenía esa iniciativa, investigaciones realizadas por VerdadAbierta.com constataron que detrás de todo ello estaba la Asociación Comunitaria de Urabá y Córdoba (Asocomún), organización creada el 16 de febrero de 2002 por John Jairo Rendón Herrera, conocido con el alias de ‘Germán Monsalve’ y hermano de ‘El Alemán’, excomandante del Bloque Elmer Cárdenas de las Auc.

Un informe judicial del año 2008 dejó constancia de los orígenes de Asocomún. En el documento se dijo que esta organización llegó a “la región de Tulapa e inició una labor social comunitaria para la erradicación manual de cultivos ilícitos y la generación de alternativas económicas y sociales”. Se la describió como “una asociación de juntas de acción comunal liderada por el Bloque Elmer Cárdenas, por cuya vía se quiso controlar el Proyecto de Familias Guardabosques para la erradicación manual de cultivos ilícitos”. Además, se constató que ‘Germán Monsalve, su promotor, era “el tercero en la línea de mando de los Rendón Herrera y el encargado de legalizar sus negocios”.

Estas afirmaciones serían constadas dos años después por la Corte Suprema de Justicia en la sentencia dictada contra el excongresista Antonio Valencia Duque, quien fue condenado por sus nexos con el Bloque Elmer Cárdenas.

En el documento, de diciembre de 2010, la Corte determinó que “la iniciativa de incorporar a las comunidades de Urabá en el componente social del Programa Familias Guardabosques para la erradicación de cultivos ilícitos fue de Asocomún, con el liderazgo de ‘Germán Monsalve’ desde el año 2002”. Además, el Alto Tribunal dejó constancia del uso que el paramilitar le daba a Asocomun. A juicio de la Corte, ‘Germán Monsalve’ usaba la figura de esta organización no gubernamental para dinamizar la injerencia del Bloque Elmer Cárdenas en la política y economía de la región, particularmente en Turbo y Necoclí.

La decisión de la Corte también dejó claro que Valencia Duque cumplió un papel fundamental en la realización del proyecto agroindustrial. Según relató la Corte, el político conservador hizo un intenso lobby con instituciones gubernamentales, incluyendo instancias del Plan Colombia, para lograr el apoyo a los proyectos del Programa Familias Guardabosques, lo que a la postre surtió efecto, pues las empresas caucheras en particular recibieron apoyo económico de agencias del Estado.

En esa iniciativa se involucró el Fondo Ganadero de Córdoba, representado para la época por el gerente Benito Osorio Villadiego, quien se vinculó a esas iniciativas productivas ofreciendo tierras adquiridas a campesinos del Urabá antioqueño. Este directivo se encuentra detenido desde el pasado mes de marzo, cuando se entregó a las autoridades para responder por cargos relacionados con sus nexos con grupos paramilitares.

Si bien la Superintendencia de Notariado y Registro ha determinado la cesión de predios del Fondo Ganadero de Córdoba a las empresas caucheras del Urabá antioqueño, le tocará a la justicia determinar si esas tierras fueron compradas de manera irregular o no, con lo que se dirimirá la disputa entre los campesinos reclamantes y aquellos que hoy las usufructúan y se benefician de la producción de caucho.


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lunes, 3 de octubre de 2011

En 44 municipios hay riesgo para reclamantes de tierra

De los 91 municipios que han documentado la petición de restitución de tierras con la Comisión Nacional de Restitución en Antioquia, 44 tienen riesgo moderado y 28 alto riesgo para los desplazados despojados de sus predios por grupos armados ilegales.

Así lo indica el mapa de riesgos para reclamantes de tierras y líderes de organizaciones presentado por la CNRR, luego de un proceso de indagación con las víctimas, sus asociaciones y el cruce de información con mapas riesgo de otras instituciones como la Defensoría del Pueblo, Corporación Nuevo Arco Iris, Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento y Misión de Observación Electoral.

El nuevo mapa identifica los municipios que presentan variables violentas, teniendo en cuenta índices de riesgo que vive el Departamento por causa de acciones violentas de guerrillas y bandas criminales. Tiene en cuenta la presencia de grupos armados ilegales, el número de combates registrados, la tasa de desplazamientos forzados, la presencia del narcotráfico y el tráfico de armas.

Según los hallazgos, la presencia de bandas criminales como "los Urabeños", "los Rastrojos" y "los Paisas", así como las Farc, y el Eln y la existencia del narcotráfico y los cultivos ilícitos, confluyen para que el riesgo sea extremo en 28 municipios pertenecientes a las subregiones de Urabá, Bajo Cauca y Oriente antioqueño.

Turbo, Mutatá, Cáceres, Tarazá son algunas de estas localidades (ver recuadro).

También se encontró que, en total, son 2.324 predios los reclamados en Antioquia entre 2010 y 2011 y que la mayoría de requerimientos se concentran en el municipio de Turbo.

José Arley Muñoz Úsuga, coordinador de la CNRR en Antioquia, explicó que la elaboración del mapa se logró gracias a las víctimas que reclaman sus bienes. "Los reclamantes han dado un primer paso y es ir a documentar y establecer algún tipo de denuncia para que se les restituyan sus tierras. Los casos que tenemos documentados se están trasladando a la unidad de Justicia y Paz de la Fiscalía".

Mesa de Seguridad activa
La elaboración del mapa fue un trabajo conjunto entre la CNRR y la Mesa de Seguridad creada en febrero del presente año, con el fin de proponerle a las autoridades competentes mecanismos y rutas de solución a la situación de riesgo que viven no sólo los reclamantes de tierras, sino también los líderes de las organizaciones de víctimas.

A partir del mapa y la identificación de las víctimas con más riesgo en la región, la Mesa de Seguridad propuso una estrategia de seguridad local, con instituciones que intervengan en las zonas afectadas por la violencia para que establezcan una Unidad de Atención Especial que permita brindar ayuda oportuna a los desplazados.

El coordinador regional de la CNRR, también insistió en que las rutas de protección dejen de ser reactivas para que sean de carácter preventivo y que consulten no sólo la institucionalidad local, sino también a las organizaciones de víctimas.

"Hay que valorar el esfuerzo de todas las instituciones que conforman la Mesa, esperamos que las recomendaciones al Gobierno Nacional sean tenidas en cuenta", dijo Muñoz Úsuga.

La Mesa de Seguridad está conformada por OEA, Policía Nacional, Fiscalía, DAS, PNUD, Mapp-OEA, Personería, Ministerio del Interior, Defensoría del Pueblo y las dependencias de Derechos Humanos del Gobierno Departamental y la Alcaldía de Medellín.

» Contexto

Localidades vulnerables en Antioquia

Los predios que presentan algún tipo de riesgo por su ubicación geográfica, son aquellos ubicados en los municipios de San Juan, Necoclí, Arboletes, San Pedro, Chigorodó, Frontino, Cañas Gordas, Buriticá, Santa Fe de Antioquia, Ebéjico, Sopetrán, Sabana Larga, Yarumal, Yolombó, San Roque, San Rafael, Remedios, Yondó y Maceo.

Sin embargo, según lo encontrado por la CNRR, hay municipios que se encuentran en alerta roja por los altos indices de violencia. Son:

Mutatá, Turbo, Cáceres, Apartadó, Carepa, Dabeiba, Ituango, Urrao, Tarazá, Campamento, Amalfí, Segovia, El Bagre, Caucacia, Nechí, Segovia, Puerto Berrio, San Carlos, Caracolí, Puerto Nare, San Francisco, Granada y San luís. Son los municipios que por acciones armadas representan mayor riesgo para reclamantes de tierras y líderes campesinos.

Tomado de

http://www.elcolombiano.com/BancoConocimiento/E/en_44_municipios_hay_riesgo_para_reclamantes_de_tierra/en_44_municipios_hay_riesgo_para_reclamantes_de_tierra.asp

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